Hace
unos
días,
los
pasados
31
de
agosto
y 1
de
septiembre
de
2015,
tuve
la
oportunidad
de
poder
participar
en
un
magnífico
evento
organizado
por
la
Comisión
de
Regulación
de
Comunicaciones
(CRC)
de
Colombia
y
que
se
desarrolló
en
Cartagena
de
Indias.
Fue
el
10º
Taller
Internacional
de
Regulación,
siendo
el
objeto
del
mismo
la
economía
digital,
en
el
que
se
trataron
temas
relevantes
sobre
el
presente
y
futuro
de
ésta.
Entre
otras
cuestiones,
expuestas
por
diferentes
expertos
internacionales
tanto
de
América
Latina,
como
de
Europa
y
Japón,
se
habló
del
estado
del
arte
de
la
economía
digital,
el
impacto
de
las
Tecnologías
de
la
Información
y
las
Comunicaciones
(TIC)
en
el
crecimiento
de
la
productividad,
los
nuevos
modelos
de
prestación
de
servicios
y
regulación
de
la
economía
digital,
la
experiencia
de
la
Organización
para
la
Cooperación
y el
Desarrollo
Económico
(OCDE)
en
la
medición
de
la
economía
digital,
acciones
legislativas
a
desarrollar,
el
impacto
del
Internet
de
las
Cosas
(en
inglés,
Internet
of
Things,
IoT)
los
derechos
de
los
usuarios
en
la
era
de
Internet
así
como
los
pagos
digitales
en
el
sector
agrícola.
Atender
a
buenas
prácticas,
como
las
de
la
Unión
Europea,
Japón
y
las
que
se
están
llevando
a
cabo
en
Colombia
u
otros
países
de
la
región
es
clave
para
cualquier
país
que,
como
la
propia
Colombia,
quieren
consolidar
su
estrategia
en
relación
con
la
economía
digital.
Y
esto
requiere,
como
ha
hecho
la
CRC,
una
aproximación
que
considere
todas
las
implicaciones
que
se
plantean.
En
particular,
la
economía
colaborativa
(en
inglés,
sharing
economy)
es
una
de
las
cuestiones
que
implica
la
necesidad
de
considerar
qué
regular
o no
regular,
lo
cual
es
fundamental
para
el
futuro
de
la
economía
digital.
Al
respecto,
hubo
oportunidad
de
escuchar
la
aproximación
de
la
Comisión
Nacional
de
los
Mercados
y la
Competencia
(CNMC)
de
España,
cuyo
Departamento
de
Promoción
de
la
Competencia
ha
llevado
a
cabo
un
estudio
colaborativo,
pionero
en
el
mundo,
que
dará
como
resultado
un
informe
en
la
materia.
Que
el
sector
público
intervenga,
o
no,
dependerá
de
tres
principios
clave:
1.
Necesidad,
2.
Proporcionalidad
y 3.
No
discriminación.
El
impacto
de
la
economía
digital
en
la
sociedad
es
también
fundamental,
porque
ésta
conlleva
fomentar
la
innovación
e
impulsar
la
competitividad
a
nivel
local,
nacional
y
global.
En
cuanto
a
los
derechos
de
los
usuarios
en
la
era
de
Internet,
tema
que
me
fue
asignado,
tuve
oportunidad
de
exponer
algunos
aspectos
sobre
derechos
de
autor
en
Internet,
protección
de
datos
personales
y
privacidad,
libertad
de
expresión
y
todo
ello
en
virtud
de
algunos
instrumentos
internacionales.
Entre
éstos
se
encuentran,
por
ejemplo,
la
Guía
de
los
Derechos
Humanos
para
los
usuarios
de
Internet,
adoptada
por
el
Consejo
de
Europa
en
2014;
los
principios
de
la
OCDE
para
una
política
púbica
sobre
Internet
(en
inglés,
OECD
Principles
for
Internet
Policy
Making)
de
2014
o la
versión
1.1
de
la
Carta
de
Derechos
Humanos
y
principios
para
Internet
de
la
Internet
Rights
&
Principles
Coalition,
elaborada
en
el
seno
de
Naciones
Unidas
y
publicada
en
enero
de
2015.
Las
presentaciones
de
los
diferentes
conferencistas
que
participaron
en
el
Taller
Internacional
están
disponibles
en
https://www.crcom.gov.co/es/pagina/x-taller-internacional-de-regulaci-n-econom-a-digital
Cabe
destacar
el
hecho
de
que
la
CRC
esté
trabajando
en
elaborar
un
informe
sobre
la
economía
digital
en
Colombia,
que
estará
alienado
con
buenas
prácticas
de
la
OCDE
en
la
materia.
Sin
duda,
Colombia
puede
ser
un
referente
a
nivel
regional
y
para
otros
países
alrededor
del
mundo.
Los
beneficios
sociales
y
económicos
de
la
economía
digital
son
claros
y es
necesario,
como
ha
hecho
la
CRC,
analizarlos
e
impulsarlos. |